Gertrude Ederle: primera mujer en cruzar el Canal de La Mancha

Gertrude Ederle, la primera mujer en cruzar a nado el Canal de la Mancha y su legado en la historia de la natación.

Gertrude Ederle (Trudy), fue una nadadora estadounidense que dejó una huella imborrable en la historia del deporte. Nacida en Nueva York en 1905. Ederle demostró desde temprana edad un talento innato para la natación. A lo largo de su carrera estableció nada menos que 29 récords nacionales y mundiales. Su dominio en las piscinas la llevó a participar en los Juegos Olímpicos de París en 1924, donde obtuvo una medalla de oro en el relevo 4x100 metros estilo libre y dos de bronce en las pruebas individuales.

Junto con su hermana Meg, Trudy se unió a la Asociación Femenina de Natación (WSA), dirigida por Charlotte Epstein, conocida como la “Madre de la Natación Femenina en Estados Unidos”, que fundó la reconocida Asociación de Natación Femenina de Nueva York, e impulsó la fama nacional e internacional de las nadadoras estadounidenses a principios del siglo XX. Además, presionó a la Unión Atlética Amateur para que permitiera a las mujeres y las niñas registrarse en eventos de natación y competir dentro de los Juegos Olímpicos, considerándolo como un derecho de la mujer.

Reina de las olas

Gertrude Ederle en 1926, se convirtió en la primera mujer en cruzar a nado el Canal de la Mancha. Con tan solo 21 años completó la travesía en 14 horas y 31 minutos, batiendo por más de dos horas el récord masculino. Esta hazaña la catapultó a la fama mundial y le valió el apodo de “Reina de las olas”. Trudy rompió estereotipos de género en el deporte, demostrando que las mujeres podían competir y sobresalir en desafíos de resistencia extrema. A pesar de perder gran parte de su audición debido a una enfermedad infantil, Ederle nunca permitió que esto limitara sus sueños. Después de su retiro de la competición, se dedicó a enseñar a nadar niños sordos, demostrando una vez más su espíritu indomable. Gertrude Ederle fue una pionera que rompió barreras y demostró que no hay límites para el espíritu humano. Su legado sigue inspirando a nadadores y deportistas de todo el mundo, recordándonos que con determinación y pasión, cualquier objetivo es alcanzable. Fallece en 2003.