Marzo: Mes de la mujer en la historia

Durante siglos, las figuras femeninas no aparecían en libros de historia ni se tenía registro de sus cartas, diarios y contribuciones.

A mediados del siglo XX, los movimientos por los derechos de la mujer, que venían ganando fuerza desde unas décadas atrás, comenzaron a reclamar una revisión de la historia. Hasta el momento, la historia se contaba desde la perspectiva del “gran hombre”. Se excluía de ella a las mujeres, a excepción de las reinas y otras figuras de poder.

Durante siglos, las figuras femeninas no aparecían en libros de historia ni se tenía registro de sus cartas, diarios y contribuciones. La historia y los historiadores fueron hasta entonces instrumentos del patriarcado.

Con la mitad del siglo XX, había llegado el momento de que la historia de la mujer se convirtiera también en una disciplina académica. Un grupo de historiadoras feministas comenzó a "desempolvar" los registros sobre todas las intelectuales, científicas y artistas que, por ser mujer, estaban sepultadas parcial o totalmente en el olvido.

En este sentido, estas académicas buscaron rastros de mujeres notables, que destacaran por cuestiones en relación con la raza, la sexualidad y el patriarcado. Comenzaron a defender sus contribuciones en la política, las ciencias y otros campos evidentemente masculinizados hasta la fecha.

Al respecto de este proceso de re-descubrimiento del papel de la mujer en la historia moderna y contemporánea, la historiadora americana Gerda Lerner comentó: “En mis cursos, los profesores me hablaban de un mundo en el que aparentemente la mitad de la raza humana hace todo lo importante y la otra mitad no existe. Eso es basura, no es el mundo que yo he vivido”.

Como resultado de estas investigaciones y del acceso de las mujeres a las instituciones académicas donde se les podía enseñar su historia, quedó fijado el mes de marzo como el Mes Nacional de la Historia de la Mujer, en Estados Unidos. Esta celebración anual tiene como propósito reconocer los logros de las mujeres y garantizar la igualdad y la compensación histórica que se merecen.