Entrevista | Dayana Contreras: "...el teatro me roba el corazón"
La actriz cubana Dayana Contreras se ha empeñado en mantener su conexión con la actuación, más allá de fronteras y dificultades, usando el propio impulso del arte a su favor.
Hace un cuarto de siglo conocí a Dayana en un contexto no muy distinto del que ahora vivimos en Cuba, llamémosle el “contexto perpetuo”. Era la novia de un amigo y nos acercó una gran empatía desde el primer momento. Pasado este tiempo, esa misma buena energía sigue avivando nuestros vínculos, aunque no supiera más de ella a poco de conocernos. En aquel entonces mi amiga estudiaba actuación y yo, artes visuales. Contrastándolo con el presente, mediando variaciones espacio-temporales, aquella temporada también fue bastante complicadita para vivir, y mucho más para estudiar, pero tener 25 años menos facilitaba muchas cosas, aunque se nos marcaran las costillas.
En aquel entonces el recado y la telefonía analógica eran los únicos recursos de comunicación inmediata. Si el mundo no hubiese experimentado la revolución digital de la que ahora gozamos, es poco probable que volviera a saber de ella. En poco más de veinte años cualquier humano promedio vive un cuarto de su existencia. ¿Cuántos acontecimientos no llenan esa porción cronológica? Los saltos y zigzags que nos propone el destino convierten cualquier pronóstico por vaticinar la suerte de cualquiera en un ejercicio de azar. Es con semejante incertidumbre que reencuentro a esta actriz cubana en plenitud de su ejercicio profesional, vital, salvando la sustancia de su oficio en condiciones que me revela con muy poco margen para el asombro, casi que al mismo tiempo que a los lectores de estas líneas. Un abrazo grande para Dayana, después de tantos años.
Nos separan un océano y más de veinte años, pero te recuerdo con un cariño muy grande desde aquellos finales del XX cuando completabas tu formación en el ISA. Al verte en las redes te identifiqué de inmediato. Lo que verdaderamente me causó asombro, y más que eso, admiración, fue ver cómo conseguiste sostener tu oficio de actriz, diversificándolo con creces en otros medios. Digo esto porque no todos los emigrados lo consiguen, a no ser que se trate de una exigencia vital. ¿Cómo sucedió en tu caso? ¿Te pesa haber partido de Cuba?
"´Sostener mi oficio de actriz´, me ha gustado esa expresión. Cuando llegué a España, lo primero que me dijeron, amigas cubanas que llevaban un tiempo aquí, fue que me buscara un trabajo ´de verdad´ para pagar mis cuentas y mis gastos; y al mismo tiempo, con esas mismas amigas, nos pusimos a remontar una obra que habíamos hecho en Cuba, Las Forasteras, una versión muy libre de Las tres hermanas, de Antón Chejov.
"Así que desde el primer momento yo trabajé en varias cosas: tele operadora, consultora administrativa, camarera, al mismo tiempo que estaba con el montaje y luego en las funciones de esta obra. Las tres actrices estaban en mi misma situación, de modo que lo hacíamos así.
"...hasta lloraba de emoción cuando iba al teatro a ver alguna obra, llevando tanto tiempo sin pisar el escenario"
"Fue difícil en esos primeros tiempos, sin conocer cómo funciona todo el sistema aquí, estando sola y costeándome la vida, encontrar como hacer las cosas de otra manera. Pero realmente con esos trabajos de sobrevivencia yo no me sentía realizada, sentía que me faltaba algo, hasta lloraba de emoción cuando iba al teatro a ver alguna obra, llevando tanto tiempo sin pisar el escenario.
"Lo primero que pasó fue un encargo que le hicieron a una productora cubana, que lleva mucho tiempo aquí, para montar Fuenteovejuna con un elenco cubano. Se iba a dedicar un importante festival de teatro clásico, el Festival de Almagro, a los 400 años de Fuenteovejuna. Y ahí llegué yo, con toda una tropa de actrices y actores cubanos que estábamos aquí, algunos más conocidos que otros, y después del montaje vino la gira. Estuvimos girando dos o tres años por España y Portugal, y a partir de eso, y de una persona muy querida que me animó a concentrarme o re-concentrarme en mi carrera, fue que empecé a formarme con directores de aquí, a encontrar la manera de entrar y tener trabajo como actriz. Por temporadas también he dado clases, he hecho asistencia de dirección, también como Técnica de algunas obras.
"No, no me pesa haber partido de Cuba, he crecido y aprendido mucho. Pesa la distancia de la familia y no formar parte de ciertas cosas. Como adelanto, te digo que de esto va un poco el espectáculo que estoy preparando en estos momentos".
¿En qué año y circunstancias te fuiste?
"Salí de Cuba en 2003, de gira con el teatro Buendía. Hice una parada en Madrid después de la gira porque tenía muchas amigas aquí y las cosas se fueron dando…. Madrid, después de casi 20 años, es mi casa".
Todas mis preguntas están dirigidas desde una gran ignorancia sobre tu trabajo. Lo único que me empuja a hacerlo de manera coherente y entusiasta es tu currículo. Supongo que haya sido una gran escuela para ti, casi recién graduada, trabajar bajo la dirección de Flora Lauten y Antonia Fernández en el grupo de teatro Buendía. Obras de la trascendencia de Las Bacantes y La Tempestad así lo ameritan. ¿Cuánto te aportó esa pasantía en el grupo?
"Muchísimo. Ya desde la escuela había sido alumna de Félix Antequera y luego de Antonia Fernández, cada maestro y maestra ha sido importante en mi carrera. Mi paso por el Buendía, aunque fue breve, fue una etapa de muchísimo entrenamiento y crecimiento profesional. Trabajar en un grupo con tanta trayectoria y actores tan experimentados, liderados por Flora y con los textos de Raquel Carrió, a mí —igual esto es una reflexión que viene con el tiempo— me hizo encontrarme con mi actriz y asumir la responsabilidad y el amor por esta profesión".
Simultáneamente pasaste cursos como el de radio en la Emisora Radio Progreso. Ya en España veo que tu trayectoria comienza a ramificarse, incursionando en postgrados impartidos por Eugenio Barba y Julia Varley, del Odin Teatret, así como en otros renglones de la actuación para cine y TV. ¿Querías desde tu educación en el ISA alcanzar esas metas, o es algo que se propició sobre la marcha?
"Fue algo que la propia experiencia me fue demandando, a día de hoy me gusta pasar al menos un curso al año con algún director o directora con quienes me gustaría trabajar, del ISA y del Buendía me queda la necesidad de seguir formándome y encontrando herramientas para el trabajo. También ha sido una manera de conocer a compañeros de profesión aquí. De algunos talleres han salido propuestas de obras de teatro, algunos cortos y buenas amistades".
Haré un paréntesis para saciar una vieja curiosidad. Recuerdo que a finales de los 90 lamentabas no tener suficientes memorias de tu infancia. Si supieras, eventualmente, he pensado mucho en eso a lo largo de estos años. ¿No sería que intentabas hacer encajar un paradigma generalizado en tus auténticos recuerdos?
"Mira, recuerdo que tenía esa sensación de no tener recuerdos de mi infancia y lo decía, pero desde que leí la pregunta estoy tratando de recordar qué motivaba eso o por qué era algo importante para mí, pero honestamente no lo recuerdo. La emigración te deja, al menos a mí me ha pasado, algunas lagunas mentales… Y creo que igual tienes razón tú, pudiera ser un intento de encajar en algún paradigma, o de entender de dónde venía yo, o a qué estaba realmente conectada, no sé bien…."
¿Cuándo eres consciente de tu potencial histriónico? Y de ahí, ¿cómo decides estudiar actuación?
"Me hace mucha gracia esta pregunta. No creo que haya sido nunca consciente de tener potencial histriónico, yo estaba en 12 grado y no recuerdo cómo me apunté a clases de teatro, y esa profesora fue quien me habló del ISA y la ENA como opciones de carrera. Yo solicité la plaza, me presenté a las pruebas de aptitud y me escogieron. Tengo que reconocer que a nivel personal es de las mejores cosas que me han pasado en la vida".
Además de en el teatro has incursionado en la radio, el cine y la TV. Al tener tal amplitud de horizontes, comienza a ganar sentido lógico una pregunta como esta: ¿Tienes preferencia por algún medio específico?
"A mí el teatro me roba el corazón porque es donde tengo más experiencia y donde desarrollo mis proyectos personales. Son trabajos distintos y disfruto muchísimo también de las experiencias audiovisuales".
En 2019 emprendes un proyecto teatral unipersonal. ¿En qué consiste?
"Sí, mi primera criatura: ´La Ciudad de las damas. Conversaciones con Cristina de Pizán´. Se trata de un unipersonal de mi creación sobre La Ciudad de las damas, libro escrito por Cristina de Pizán y publicado en 1405, es un alegato en defensa de la obra de las mujeres hasta esa época, un libro que cuando lo leí me hizo estallar la cabeza. No pensé nunca hacer una obra con el libro, es complicado, no tiene acción, es un alegato. Pero finalmente ese libro siempre volvía a mí, lo leí en 2016 por ahí… Y creé una obra donde cruzo la vida de Dayana, una mujer emigrante en la Europa del siglo XXI que está estudiando la obra de Cristina, y la invoca de manera que vamos viendo cómo de lo que habla Cristina, en el siglo XV, no está muy alejado de lo que le pasa a Dayana en pleno siglo XXI, en lo que a derechos y logros de la mujer se refiere. Dayana, además, con el añadido de ser una mujer migrante. Una obra que me ha dado muchas alegrías".
A menos de un año de comenzar la cuarentena por causa de la COVID 19, ¿cómo afectó al proyecto la implementación de las restricciones? ¿Cómo lo has retomado pos pandemia?
"Bueno, la pandemia se llevó mi temporada de primavera, que iba a incluir funciones en Cuba. Imagínate, tenía fechas cerradas para dos festivales, temporadas en dos salas en Madrid, el viaje a Cuba, y aun concretando otras funciones, y todo aquello se confinó y se canceló, lógicamente. Afortunadamente, en cuanto empezaron a abrir los teatros, se reactivaron algunos festivales, y aún con muchísimas restricciones, limitaciones de aforo, justificaciones para movernos de provincia, hice algunas funciones de la obra y se fue reactivando todo, se levantaron las restricciones de aforo. Este año recuperé un par de funciones todavía del 2020… por eso te digo que es una obra que me ha dado muchísimas alegrías".
No creo que algo pueda reemplazar el contacto físico, el podernos mirar a las caras. Pero, bueno, aquí tenemos este breve intercambio después de veinte años, y me alegra mucho. Aun así, con la esperanza de volvernos a encontrar algún día, ¿piensas actuar en Cuba otra vez? ¿Me adelantas algunos de tus planes?
"Desde luego el contacto físico es irremplazable, pero de verdad me hace mucha ilusión tener este intercambio. En Cuba actué por última vez en 2011, que fui desde aquí con una comedia clásica al Festival de Teatro de la Habana. Actuar en Cuba, claro que me gustaría, pensaba llevar la obra, como te comenté antes, en 2020. Ahora mismo no lo veo viable, esperemos que en un futuro próximo sea posible.
"Planes… Ahora mismo estoy esbozando un nuevo proyecto personal que está en una fase muy temprana, por eso no te puedo decir mucho… solo que irá un poco sobre el proceso migratorio, ya mirado con la distancia de casi 20 años.
"Amilkar, te agradezco muchísimo tu interés por mi carrera, no soy la única que sigue apostando por su carrera como actriz. Hay que luchar también contra los tópicos y los estereotipos donde luego se supone que uno encaje, quiero decir, a veces a mí, por no ser negra, me dicen que no parezco cubana. Es un tema complejo y que da para otra entrevista (risas)… pero es uno de los factores que desmotivan a continuar en esta profesión cuando estás fuera, porque es muy inestable y complicado sostener un nivel de trabajo que te permita vivir tranquilamente, económicamente hablando.
"Te dejo un fuerte abrazo. Y estamos al habla".
Texto publicado originalmente en Árbol Invertido.
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