Entrevista│Daniela Rojo: del exilio a la esperanza

La realidad del exilio no ha sido sencilla para Daniela Rojo y sus hijos. La espera en el refugio fue larga y agotadora.

| Diálogos | 24/09/2024
Daniela Rojo y sus hijos.
Daniela Rojo y sus hijos. Imagen: Mauricio Mendoza

Daniela Rojo es una madre cubana exiliada en Alemania. Aunque siempre tuvo el deseo de abandonar Cuba, convencida de que el país no ofrecía un futuro para ella y su familia, nunca pensó que su salida estaría marcada por la persecución política. “Siempre quise irme de Cuba porque sabía que no había futuro allí”. Su familia, incluida su hermana, hermano y sobrinos, ya había emigrado a Estados Unidos. Sin embargo, su historia no se limita a una simple migración en busca de oportunidades, sino que se convirtió en una odisea marcada por la represión y el exilio.

El 11 de julio de 2021, Daniela salió a las calles de Cuba en las históricas protestas que sacudieron a la isla. Fue arrestada, encarcelada y posteriormente liberada bajo fianza. Este episodio marcó un antes y un después en su vida. “Decidí hacerme más visible para evitar que me volvieran a meter presa. Aunque me encarcelaran, al menos habría dicho todo lo que quería decir”. Con esta estrategia en mente, Daniela comenzó a colaborar de manera activa con ADN Noticias, un medio de prensa independiente cubano, utilizando las transmisiones en vivo como una herramienta para difundir la realidad que vivía el pueblo.

Durante este tiempo, la seguridad del Estado constantemente la asediaba y amenazaba por su disidencia política. “Me dijeron que me impondrían multas y que revocarían mi causa. Me amenazaron”. A esto se sumó una carta del jefe de la policía local, quien le prohibía realizar transmisiones en Guanabacoa, su lugar de residencia.

La situación empeoró cuando las autoridades cubanas le informaron que enfrentaría un juicio a finales de abril o principios de mayo de 2022, con una posible condena de entre cinco y siete años de prisión. Finalmente, la sugerencia implícita de las autoridades de “buscar la manera de salir de Cuba” se convirtió en su única opción viable. “Decidí finalmente irme del país”, aunque esta decisión no fue tomada de la noche a la mañana. “Inicialmente, consideré la opción de viajar a través de Nicaragua hacia Estados Unidos con mi familia, pero eso no fue posible”. Finalmente, Daniela optó por una ruta poco convencional: Serbia, un país que en ese momento no requería visa para los cubanos. “No tenía suficiente dinero para pagar a los coyotes, y eso representaba un gran peligro, especialmente para los niños”.

A nivel global, el desplazamiento de mujeres y niñas alcanza el 48.1%, según el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2024 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Aunque este dato podría parecer poco significativo a primera vista, en realidad pone en evidencia un cambio en las dinámicas migratorias: las mujeres no solo participan activamente en estos procesos, sino que su protagonismo ha ido en aumento, moldeando el fenómeno migratorio contemporáneo.

En América Latina y el Caribe, la cifra se eleva al 51.7%, de acuerdo con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Este incremento refleja la feminización de la migración en la región, donde las mujeres enfrentan desafíos particulares, tanto en su país de origen como en su destino. En el caso de Cuba, esta tendencia es aún más pronunciada, ya que el 56.6% de los emigrantes cubanos son mujeres.

A finales de 2023, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) informó que 117.3 millones de personas habían sido desplazadas por la fuerza, de las cuales el 50% eran mujeres. Este número, que ya resulta alarmante, sigue creciendo: a principios de 2024, el desplazamiento global superaba los 120 millones. Las mujeres se ven particularmente afectadas por estos desplazamientos, ya que además de enfrentar los riesgos inherentes al viaje, muchas veces huyen de persecuciones políticas, violencia de género o la represión en sus países de origen.

El exilio

Daniela Rojo y sus hijos.
Daniela Rojo y sus hijos.

El 14 de mayo de 2022, Daniela dejó Cuba y al día siguiente llegó a Fráncfort, Alemania. Su plan era solicitar asilo durante su escala en Fráncfort. “Era arriesgado, nadie lo había hecho antes, o al menos no se había hecho público. No estaba segura de sí podría funcionar, pero lo intenté de todas formas”.

Pedir asilo político en Alemania es un proceso que implica una serie de pasos específicos, orientados a garantizar la protección de aquellos que huyen de persecuciones o conflictos en sus países de origen. El primer paso es presentarse ante las autoridades migratorias alemanas, específicamente la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BundesamtfürMigrationundFlüchtlinge, BAMF). Esto puede hacerse en un centro de recepción de solicitantes de asilo o en alguna oficina regional de la BAMF.

Tras solicitar asilo en el aeropuerto de Fráncfort, Daniela y sus hijos fueron llevados a un refugio. “Estuve incomunicada durante tres días, luego nos enviaron a un refugio”. Esta experiencia cuenta que le provocó mucho miedo. “Me asusté, provengo de un país donde se persigue a las personas y se les interviene el teléfono. Ya no podía regresar a Cuba”. Las autoridades cubanas le habían prohibido regresar durante al menos cinco a siete años, y permitieron su salida porque, según Daniela, consideraron que era más ventajoso para ellos quedar como “los buenos” al permitir que una figura visible como ella se fuera con sus hijos.

“Los primeros días fueron confusos, pero entendí que era mejor estar fuera de Cuba, a pesar de la incertidumbre”. La llegada a Alemania fue un shock para Daniela y sus hijos, que en ese momento tenían 4 y 7 años. “Salir de Cuba fue un shock tremendo. El primer día estaba feliz porque había logrado lo que quería, salir de Cuba con mis niños, salvarnos. Pero realmente fue un shock tremendo”.

La realidad del exilio no ha sido sencilla. La espera en el refugio fue larga y agotadora. Daniela y sus hijos tuvieron que hacer largas filas y esperar horas para ser atendidos, al igual que otros refugiados. “Esperamos alrededor de un mes en el refugio hasta que nos transfirieron al Estado miembro donde se haría la entrevista de asilo”. Una vez que se presenta la solicitud, el solicitante debe llenar un formulario con información personal y las razones por las cuales está buscando asilo. Mientras tanto, sobrevivía con poco dinero y la ayuda de amigos como Siro Cuartel y Sandra Álvarez, quienes la apoyaron con provisiones básicas.

Después de la decisión inicial, el solicitante normalmente se encuentra en Alemania bajo una situación de protección temporal mientras se resuelve su caso. Durante este tiempo, es posible que se le otorgue acceso a servicios básicos y a la posibilidad de trabajar, dependiendo de la ley vigente y la duración del proceso.

Durante seis meses, Daniela se quedó voluntariamente en el refugio trabajando en el equipo de limpieza de la central del Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF). Se sentía responsable por los cubanos que llegaron después de ella, motivados por una transmisión en la que compartió su experiencia. “Detrás de mí, según un reporte de la Bundespolizei, llegaron muchísimos cubanos más. Y yo de alguna manera me sentía responsable por haber hecho público este método. Y me quedé en ese refugio trabajando seis meses, viendo a todos los cubanos que llegaban, orientándolos lo mejor que podía”.

De acuerdo con un informe de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) de 2022, aproximadamente 195.000 cubanos solicitaron asilo en diferentes países ese año. En Alemania, el número de solicitudes de asilo de ciudadanos cubanos en el primer semestre de 2022 fue de 73, mientras que en el primer semestre de 2023 este número se multiplicó por ocho, alcanzando las 607 solicitudes, según un reporte de la Agencia EFE basado en información del diario alemán Bild.

El proceso de solicitud de asilo en Alemania es largo y agotador, afectando emocionalmente a quienes lo atraviesan, como lo experimentó Daniela. “Es bastante complicadito, sobre todo la espera. Esa incertidumbre fue lo que más me afectó”, comenta. Aunque el Estado garantiza las necesidades básicas, la barrera del idioma y la espera prolongada pueden ser abrumadoras. Los solicitantes tienen la opción de recibir asistencia legal gratuita, aunque Daniela optó por no usarla: “Yo no recibí ayuda legal realmente porque no quise... pero existe, está la posibilidad”.

Para la solicitud de asilo en Alemania se evalúa la identidad del solicitante y las condiciones de persecución en su país de origen. Si el BAMF considera que existen razones justificadas, se concede el estatus de refugiado; de lo contrario, se puede denegar el asilo, aunque es posible apelar la decisión. Daniela agradece a la prensa independiente cubana por haber cubierto su historia y reconoce que su visibilidad fue clave para su caso de asilo. “Creo que la disponibilidad de toda mi información en línea fue fundamental para mi caso. Estoy muy agradecida a la prensa independiente cubana e internacional por ello. El hecho de haber traducido la acusación fiscal que me hicieron en Cuba al alemán también fue crucial, porque cuando la información es clara, se toman las decisiones correctas. El problema surge cuando la información no es clara, lo que dificulta mucho más la toma de decisiones”.

El trauma

Daniela Rojo con su hija.
Daniela Rojo con su hija.

La adaptación a su nueva vida no ha sido fácil, especialmente para sus hijos. “Todavía hoy, dos años después, es un tema. Mis hijos no se terminan de adaptar del todo a estar aquí”. Daniela siente que sus hijos han tardado más en adaptarse en comparación con otros niños refugiados que ha conocido. “Es entendible, con toda la historia que tuvieron que pasar los últimos meses en Cuba”.

Durante un tiempo en Cuba, estuvo separada de sus hijos. Su madre los cuidó. Un acuerdo que hicieron mientras Daniela intentaba salir de Cuba o se preparaba para enfrentar una posible encarcelación. Daniela siente que esa separación también influyó en sus hijos, sumado a todo el proceso de exilio y el estado de su salud mental. “Después de que el estrés postraumático en mí aflojó, he podido ver cómo, a pesar de todo lo que han enfrentado, mis niños son súper fuertes, súper inteligentes. Ellos me han ayudado a salir de situaciones emocionalmente duras”.

Uno de los mayores desafíos en su proceso de adaptación ha sido el aprendizaje del alemán. “Todavía no termino mi aprendizaje del idioma, y ese es el factor más importante en la adaptación. Mientras no hablas el idioma, no estás adaptado, no estás integrado”. Daniela tardó mucho en empezar a aprender alemán debido a la depresión y el estrés postraumático que la afectaron profundamente.

El idioma no ha sido el único obstáculo. Daniela también ha tenido que lidiar con episodios de discriminación en Alemania. Recuerda un incidente en un supermercado, donde la cajera la obligó a revisar cada artículo de su carrito, asumiendo que había robado algo. “Me di cuenta de que era un prejuicio de ella”. En otra ocasión, una funcionaria del Ministerio de Trabajo se rió en su cara debido a su nivel de alemán cuando le expresó su deseo de estudiar una carrera. “Fue uno de los episodios más duros que he vivido en todo este proceso”.

A lo largo de su proceso y estancia en Alemania, Daniela ha recibido apoyo de varias organizaciones y personas. Destaca la ayuda de Berlín Opus-Cuba, una organización que financió su primer viaje a Berlín, y la asociación Menschen de Kuba en Múnich, que la apoyó en la organización de manifestaciones y la proporcionó información valiosa. “Yo podía haber pedido ayuda, yo podía haber pedido apoyo en los primeros momentos, pero yo decidí no hacerlo porque dije, bueno, si en algún momento se me presenta una emergencia, yo creo que puedo contar entonces en ese momento con estas personas que, con tan buena voluntad, se me están ofreciendo”.

También recibió ayuda financiera y psicológica de la organización People in Need, especializada en defensores de derechos humanos. “Me he sentido acompañada, aunque a veces también, coño, me he sentido sola, no te voy a decir que no”, confiesa Daniela, reconociendo que el sentimiento de soledad es difícil de evitar en situaciones como la suya.

El proceso de exilio y adaptación han tenido un impacto en la salud mental de Daniela. “Llegué a este país con estrés postraumático. Vivía en un modo de supervivencia”. Esta situación la llevó a una depresión que afectó su capacidad para realizar trámites y adaptarse a su nueva vida. Al relatar su experiencia, Daniela narra sobre los momentos más duros de su exilio. “El primer año fue un desastre, el primer año fue una catástrofe, fue una cosa que no me gusta ni acordarme”. La sensación de estar siendo perseguida, aun fuera de Cuba, ha sido uno de los aspectos más difíciles de su adaptación.

Daniela menciona cómo se sintió cuando supo que Michel Torres Corona, un defensor del régimen cubano, estaba en Alemania. “Llegué a sentir miedo real y una ansiedad tremenda cuando me dijeron que Michel Torres Corona estaba en Alemania. No por lo que él me pudiera hacer, sino por el hecho de que hubiese un tipo como ese que viniera aquí impunemente a dar conferencias y que eso fuera aquí muy normal”. La presencia de alguien con su perfil en el país que la acogió la hizo cuestionar la postura del gobierno alemán hacia el régimen cubano. “Eso como que me dio una idea de los tolerantes que son, que es el gobierno alemán con el gobierno cubano. Y eso me dio miedo, sinceramente te lo digo”.

La esperanza

Daniela Rojo y sus hijos en Alemania.
Daniela Rojo y sus hijos en Alemania.

A pesar de la dureza de su primer año en Alemania, Daniela ha comenzado a encontrar un equilibrio emocional. Sin embargo, admitir que necesitaba ayuda no fue fácil. “He intentado ir a terapia, me costó admitir que tenía que ir a terapia”. Comenzó un tratamiento con un terapeuta y recibió apoyo financiero y psicológico de varias organizaciones. Aunque no necesitó medicación, sigue en terapia para manejar su depresión y estrés postraumático. La terapia le ha enseñado herramientas como la meditación, la respiración consciente y el contacto con la naturaleza.

Pero ha aprendido en Alemania la importancia de hablar abiertamente sus problemas. “El poder hablar, aunque sea con una persona que no conoces, pero que puedas hablar abiertamente y ser tú mismo, eso ayuda muchísimo, a nivel psicológico”. También ha reducido su presencia en las redes sociales y se ha distanciado del tema de Cuba, lo que ha tenido un impacto positivo en su bienestar. “Tomarme esa distancia emocional fue lo primero que impactó en mi salud mental”.

Daniela no solo ha encontrado consuelo en su entorno, sino también esperanza en el futuro. Aunque proviene de un trasfondo difícil, marcado por la pobreza y la disfunción familiar en Cuba, su visión de lo que Alemania puede ofrecerle es optimista. “Yo decía al principio cuando vine aquí: Alemania, tiene tanto para ofrecerme que yo creo que no me va a alcanzar la vida”. Cree en las oportunidades que ha encontrado, desde la posibilidad de aprender un nuevo idioma hasta la esperanza de un futuro digno para ella y sus hijos. “No te digo que me veo millonaria ni nada, pero sí veo, sí tengo la esperanza de tener un futuro muy bonito para mí y para mis niños”.

Actualmente, vive en Nuremberg, una ciudad simbólica por su historia en la lucha por los derechos humanos. Ha comenzado a integrarse a la vida en Alemania a través de cursos de idioma y programas de integración para refugiados. Agradece las ayudas sociales que le permiten concentrarse en sus estudios y planea continuar aprendiendo alemán hasta alcanzar un nivel que le permita encontrar un buen trabajo o emprender alguna formación profesional. “En mi caso, los niños y yo también recibimos ayuda extra financiera. Hay muchas ayudas sociales en este país, muchísimas, y gracias a eso puedo estar ahora estudiando el idioma alemán”.

Daniela mantiene un sueño latente: regresar a Cuba cuando el régimen actual ya no esté. “Mantengo esa esperanza de regresar a Cuba con algo para ofrecerle a ese nuevo país”. Aunque reconoce que este es un sueño a largo plazo, su objetivo es claro: volver con conocimientos y experiencias que puedan contribuir a la reconstrucción de su tierra natal. “Ese es como mi sueño más grande y el que más tiempo me va a llevar, pero ahí lo tengo y mantengo muchas esperanzas en que ese futuro es posible”.

Daniela Rojo y sus hijos en Alemania.
Daniela Rojo y sus hijos en Alemania.

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