Poesía cubana ⎸Nacimiento

“Sombra de Dios, color de lo que pesa. / Como un pueblo de oro se despierta / de una cítara, siento tu pobreza”.

¡Oh pardos tonos de tu mansedumbre,
árboles pardos en la tarde parda,
echando al alma quieta las vislumbres
de un sacro umbral de oro y esmeralda!
 
¡Sombra de Dios; color de lo que tarda,
qué familia convocas con tu lumbre
que en torno a tu pesebre se levantan
árboles como lentas certidumbres!
 
Sombra de Dios, color de lo que pesa.
Como un pueblo de oro se despierta
de una cítara, siento tu pobreza
 
sobre los bueyes pardos, sobre el día,
tan bella, que allí quiero quedar muerta,
pues tu sombra es, mi Dios, ya la Alegría.

En el ensayo “La poesía cristiana de Fina García Marruz”, el poeta salmantino José Alfredo Pérez Alencar comenta que “fue Cintio Vitier (…) quien, cuando todavía eran novios, introdujo a Fina en la vida de Jesús” y que Fina declaró al respecto: “Yo no conocía nada, pero a los 17 años Cintio me leyó los Evangelios. Yo había aprendido, con Juan Ramón Jiménez, a discernir, en la palabra, lo que era verdadero. Cuando Cintio me lee aquello, por la fuerza de la verdad escondida en la Palabra, me convertí en el acto”. “Nacimiento” es uno de los varios poemas de temática religiosa que escribió Fina García Marruz después.

La obra que acompaña este poema es una foto del conjunto escultórico “Nacimiento”, de la artista española Luisa Roldán (Sevilla, 1652 – Madrid, 1706). Conocida como La Roldana, Luisa aprendió en el taller de su padre, el también escultor Luis Roldán, y pronto destacó por su gran dominio de la técnica escultórica. La obra se encuentra en el Convento Carmelitas Descalzas de Santa Teresa (Madrid), y fue realizada con terracota policromada.