Poesía cubana | «Despedida»

Un poema de la poeta cubana Zurelys López Amaya sobre dureza de la emigración y el nido vacío.

Hemos ido al aeropuerto a despedir a mi hija, a recordarle que debe llevar una bufanda, un abrigo en su equipaje de mano, un pañuelo blanco para limpiar sus lentes. Un bolígrafo y una libreta de notas. Siempre que salía regresaba. Esperaba ansiosa volver a caminar por el malecón habanero, pisar los adoquines, nadar en sus playas junto a las cenizas de mi madre y salir a cantar, a bailar con sus amigos. Hoy ya todo ha cambiado. Su mirada fija en la ventana nos recuerda un muro sin respuestas, sin salvación para el que exige cambios. Mi hija no apartaba su mirada del techo, adelgazaba cada día, hacía mapas en las paredes como cuando era niña, pegaba hojas con los nombres de la semana. Luego marcaba con equis cada éxito y cada derrota, cada cosa resuelta. Cada amigo que ya no está. Me recordó su infancia, las veces que besaba con creyón los espejos de su cuarto. En la noche su gato revisó el espacio vacío en su maleta. Olió sus perfumes, mordió con suavidad los zapatos por última vez. Luego quedó dormido entre sus ropas. La noche anterior mi hija guardó sus diarios, los libros más amados y un reloj. Una brújula que definía su futuro. Me miraba confiada en su partida, con su bandera blanca colgada en el librero. No he sabido aún lo que debo entender. Lo que debo sentir mientras se aleja. Mientras sonríe y pone su mano en mi hombro entre una hilera de extraños que hablan varios idiomas. Y de pronto recuerdo el Muro de Berlín, ese telón de acero que intentaba evitar la emigración masiva. Aún no sé bien lo que debo sentir. Si correr junto a ella, si sujetar su mano para quedarme con ese sentimiento. Pude haberlo hecho, pude detenerla, anclar su cabello al mío mientras mi dolor despierta del letargo, de la angustia que rompe huesos. Pero no, cuando recordé el dolor de estos días, la inopia y la desidia, la trampa y la mentira de esta jaula, prendí fuego a mi asombro y desperté. Salté junto a ella feliz, como cuando la subía de pequeña a un muro, sin miedos ni prejuicios, buscando el equilibrio.

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Este poema en prosa pertenece al libro en preparación «Cuerpos en el aire», de la poeta y narradora cubana Zurelys López Amaya.

La obra «Acuario» (2013), que acompaña al poema «Despedida», pertenece a la artista y curadora cubana Sandra Ramos (La Habana, 1969), que actualmente vive en Miami, donde trabaja como Artista en Residencia en el Bakehouse Art Complex y como Artista de Exhibición por Contrato en Fountainhead Art Studios. La obra de Sandra explora problemáticas tales como la identidad, el género, el drama de la emigración y el exilio.