ONU Mujeres insiste en la importancia de las casas de acogida

La guía, publicada en medio de la campaña "¡Únete!", está destinada a ofrecer recomendaciones para refugios y casas de acogida en el contexto de la pandemia del coronavirus.

| Mundo | Observatorio | 03/12/2021
Imagen: Facebook / Onu Mujeres, en la campaña “¡Únete!”

«Para contener y mitigar la crisis sanitaria, los estados han tomado diversas medidas, sobre todo de confinamiento y distanciamiento físico, lo que ha significado nuevos desafíos para los servicios esenciales, así como a las instancias de prevención, atención y sanción de la violencia contra mujeres y niñas (VCMN)», reza al comienzo de una guía publicada recientemente por ONU Mujeres y destinada a ofrecer recomendaciones para refugios, casas de acogida, albergues y centros para mujeres en el contexto de la pandemia del coronavirus.

Según la organización, dichos centros se han visto afectados especialmente por las medidas para contener el Covid-19, agravando y dejando sin solución esa otra pandemia que es la VCMN. En Cuba, donde ni siquiera hay implementado un sistema de acogida a las mujeres que las protejan del maltratador, el problema es doble. Aun así, la nueva guía da una idea de cuán importante son estos lugares, en cuya adopción por parte de las naciones insisten desde hace años las ONG especializadas y otras instituciones feministas.

«Las consecuencias de la doble pandemia ponen de manifiesto que continúan siendo pocos los refugios, casas de acogida, albergues y centros (…) ya que se ha incrementado sustantivamente la demanda como resultado del aumento desproporcionado de VCMN», considera la guía, resultado del trabajo conjunto de la Red Interamericana de Refugios (RIRE) y organizaciones aliadas (otras redes de refugios, albergues y sus centros de atención) con ONU Mujeres, a través de la Iniciativa Spotlight.

El informe resalta que muchas mujeres, incluso las que han logrado separarse de parejas agresoras, han solicitado ingresar a estas instancias en busca de apoyo ante problemas como la contracción de la economía y la reducción de oportunidades. Este fenómeno ha obligado a los lugares de acogida a alianzas estratégicas para continuar brindando sus servicios, así como procedimientos internos —aparte de los protocolos ya establecidos por ONU Mujeres— para la protección y prevención del coronavirus.

La guía

Publicada en el contexto de los 16 días de la campaña internacional para visibilizar la VCMN «¡Únete!» («Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!”), la guía se divide en recomendaciones en materia de prevención, para la ruta de atención y gestión de casos, en materia de respuesta y control y para alianzas alternativas con hoteles, alojamientos y otros espacios.

En cuanto a la prevención, los criterios que conforman el documento coinciden en que la forma más eficaz para prevenir la transmisión del Covid-19 se basa en mantener el distanciamiento físico, reforzar la higiene y el cuidado personal, conservar la limpieza de los espacios físicos y contar con información precisa, veraz y actualizada respecto a la enfermedad y las maneras de prevenirla.

En lo que respecta a las rutas de atención y gestión de casos, se recomienda llevar a cabo registros, entrevistas y mecanismos de detección de la violencia y los riesgos de Covid-19 en las mujeres que ingresan a los centros de acogida. Además, se especifica la puesta en marcha de planes de atención, referencia, seguimiento y cierre en el acompañamiento a las víctimas de VCMN, poniendo énfasis en los servicios de justicia, salud física y emocional y protección y seguridad física/ alimentaria/ social.

Un apartado más minucioso, centrado en los aspectos sanitarios, explica que «para dar respuesta a los casos sospechosos y confirmados de Covid-19 entre las residentes en el refugio, casa de acogida, albergue o centro es deseable que se desarrollen protocolos específicos de actuación para el correcto manejo de estos y que, en la medida de lo posible, incorporen medidas de aislamiento, atención y control».

Aparte de las medidas promovidas por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud sobre el tratamiento de interiores en la pandemia, la guía exige «garantizar un trato digno con pleno respeto a los derechos humanos y evitar la doble victimización» y «mostrar empatía y comprensión hacia las usuarias, procurando que su situación sea lo más llevadera posible».

Por último, para efectuar las alianzas con hoteles, alojamientos y otros espacios, los especialistas han diseñado un Programa de Alojamiento Alternativo para la Protección del Derecho a Vivir sin Violencia, así como una Alianza de Cooperación para Alojamientos de Protección.

Cuba, donde hay una desproporción de hoteles y construcciones para el turismo con respecto a la demanda de este sector, debiera estudiar al pie de la letra estas estrategias, si quiere dar un paso más allá en la solución de la VCMN y no quedarse en los precarias alternativas enunciadas en el informe de 2011 ante la Comisión de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer.

Según la guía, el Programa de Alojamiento Alternativo para la Protección del Derecho a Vivir sin Violencia «se implementa entre al menos dos instancias: por una parte, los hoteles, casas y otras instalaciones turísticas que dan alojamiento y, por otra, los servicios especializados en atención a violencia contra las mujeres y niñas, pudiendo ser organizaciones de la sociedad civil o dependencias gubernamentales. La finalidad de este programa es precisar los términos en los que colaborarán para que los primeros adapten temporalmente algunos de sus espacios constituyéndolos en Alojamientos de Protección en los que, de manera gratuita o a un muy bajo costo, alberguen a mujeres y sus hijas e hijos en situación de violencia basada en el género».

Por otro lado, para establecer la Alianza de Cooperación para Alojamientos de Protección, ONU Mujeres propone «expandir el alcance de la cobertura de los servicios de atención y protección a las beneficiarias», involucrando a instancias de la sociedad civil especializadas en atención a la violencia contra las mujeres y niñas, instituciones públicas —sobre todo las responsables de brindar atención y protección a mujeres y niñas en situaciones de vulnerabilidad y las de turismo—, restaurantes, fondas o servicios de comedor, comercializadoras y productoras de alimentos, empresas textiles y comercializadoras de ropa y calzado, empresas que manejan personal de limpieza, empresas de productos de higiene, sanitizantes y bioseguridad, sitios de taxis, aplicaciones de trasporte, entre otros.

El informe concluye con ejemplos de experiencias de este tipo llevadas a la práctica en casas de acogida, refugios, albergues y centros para mujeres en Argentina, Colombia, Ecuador y Nicaragua. Con respecto a la región, la RIRE dejó abierta la posibilidad de recibir asesoramiento de sus especialistas, en los casos que deseen poner en marcha instancias para ayudar a las mujeres víctimas de la violencia, además de manifestar su disposición «a conocer los resultados del trabajo y documentar aprendizajes y experiencias exitosas para hacer ajustes y modificaciones a fin de que pueda ser una herramienta consistente y funcional a lo largo del tiempo».

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