Glosario Feminista Vivo | La importancia de desmitificar el amor romántico
“El amor romántico se sostiene sobre una serie de pilares que, lejos de promover relaciones saludables y equilibradas, pueden resultar problemáticos y dañinos para las personas involucradas.”
En nuestra sociedad, el concepto del amor romántico ha sido alimentado y perpetuado a lo largo de generaciones. Desde temprana edad, nos bombardean con imágenes y narrativas que promueven la idea de que el amor debe ser apasionado, posesivo y eterno.
El amor romántico, tal como se nos presenta, está cargado de expectativas de roles de género y relaciones desequilibradas. Se nos enseña que los hombres deben ser protectores y proveedores, mientras que las mujeres deben ser sumisas y sacrificadas. Esta visión arcaica no solo limita la libertad y autonomía individual, sino que también perpetúa la desigualdad de género en nuestras relaciones.
Es importante entender que desmitificar el amor romántico no significa renunciar al romance o al afecto. Se trata de reconocer que el amor verdadero no debe basarse en la posesión, los celos o la dependencia emocional. El amor saludable se construye sobre la base de la confianza, el respeto mutuo, la comunicación abierta y la igualdad de poder.
¿Qué es el amor romántico?
Según Coral Herrera, escritora y comunicadora feminista española, conocida por su análisis y crítica al mito del amor romántico:
El amor romántico, tal como se ha concebido tradicionalmente, se sostiene sobre una serie de pilares que, lejos de promover relaciones saludables y equilibradas, pueden resultar problemáticos y dañinos para las personas involucradas.
- Monogamia rígida: Si bien la monogamia puede ser una elección válida para algunas personas, la imposición de la exclusividad como norma en todas las relaciones puede limitar la expresión de la diversidad humana y restringir la libertad de las personas para explorar diferentes formas de conexión emocional.
- Aceptación de los celos: Considerar los celos como una muestra de amor verdadero refuerza la idea de que el control y la posesión son componentes esenciales de una relación romántica. En realidad, los celos suelen ser una manifestación de inseguridad y desconfianza, que pueden erosionar la confianza y la intimidad en la pareja.
- Actitud posesiva: Ver a la pareja como una propiedad privada que se puede poseer implica una falta de respeto por la autonomía y la individualidad del otro. Esta actitud posesiva puede conducir a relaciones desiguales y coercitivas, donde una parte ejerce poder sobre la otra en nombre del amor.
- Incondicionalidad: El mito de que el amor romántico es incondicional puede llevar a tolerar comportamientos abusivos o dañinos en nombre del amor. En realidad, el amor debe estar condicionado al respeto mutuo, la comunicación honesta y el compromiso con el bienestar de ambas partes.
- Aislamiento: El deseo de pasar todo el tiempo posible con la pareja puede llevar al aislamiento social y emocional, limitando las conexiones fuera de la relación. Esto puede tener un impacto negativo en la salud mental y enriquecimiento personal de ambos miembros de la pareja.
- Sacrificio extremo: La idea de que una persona debe estar dispuesta a cambiar fundamentalmente por el bienestar de la otra puede conducir a relaciones desequilibradas y poco saludables. El sacrificio personal no debe ser una condición para el amor; más bien, el amor debe promover el crecimiento y la realización personal de ambas partes de manera equitativa.
La filósofa feminista Diana Maffía apunta que el amor romántico como fenómeno surgió entre el Renacimiento y la Era Moderna, a partir de cambios en la estructura familiar. Anteriormente, el matrimonio se concebía como una asociación con objetivos específicos, como la procreación o alianzas políticas, donde el amor y la sexualidad no necesariamente estaban presentes. En contraste, el amor romántico postula la idea de dos individuos que se atraen y se complementan, conformando una totalidad, basada en un modelo heterosexual.
Yarlenis M. Malfrán, psicóloga y feminista cubana aclara:
Y agrega que:
¿Cómo ha impactado Disney en la legitimación del amor romántico?
En las sociedades occidentales, el amor a menudo se presenta a través del cliché de dos mitades que se encuentran para sentirse completas. La historia se reproduce con frecuencia en la literatura, el cine y la televisión, pero es muy dañina cuando se toma como referente para la realidad.
Disney, por ejemplo, ha ejercido una influencia significativa en la manera en que percibimos el amor romántico, especialmente a través de sus populares películas protagonizadas por princesas. Estas historias, a menudo ambientadas en mundos de fantasía, han moldeado el imaginario colectivo respecto a las relaciones amorosas y han contribuido a la legitimación de ciertos ideales románticos. Sin embargo, es importante analizar cómo este ideal se entrelaza con la realidad y cómo puede influir en nuestras expectativas y comportamientos amorosos.
Las películas de Disney suelen presentar un arquetipo de princesa que espera ser rescatada por un príncipe encantador. Estas narrativas tienden a enfatizar el amor romántico como el objetivo final de la vida de una mujer, perpetuando la noción de que la felicidad y la realización personal están intrínsecamente ligadas a encontrar una pareja romántica. Este enfoque, aunque puede resultar fascinante en el contexto de un cuento de hadas, puede tener consecuencias negativas en la vida real, al promover la idea de que una persona está incompleta sin un compañero amoroso.
Un libro que ha cuestionado y profundizado en estas representaciones es Mujeres que corren con lobos de Clarissa Pinkola Estés. En esta obra, la autora explora los mitos y arquetipos femeninos a través de cuentos y leyendas, ofreciendo una perspectiva alternativa al ideal de la princesa pasiva esperando ser rescatada. Estés invita a las mujeres a reconectar con su fuerza interior y a cuestionar las narrativas dominantes sobre el amor y la feminidad.
Los mitos del amor romántico
El amor romántico, tan arraigado en nuestras narrativas culturales, a menudo se presenta como la búsqueda incansable de nuestra “media naranja”, la creencia de que sin una pareja no podemos alcanzar la plenitud y la felicidad. Este mito, sin embargo, es profundamente problemático, ya que perpetúa la idea de que nuestra valía está intrínsecamente ligada a estar en una relación amorosa. Nos insta a buscar constantemente a otra persona para sentirnos completos, descuidando así nuestro propio crecimiento personal y nuestra autonomía emocional.
Otro mito extendido es el de que el amor verdadero es eterno, que una vez que encontramos a nuestra “alma gemela”, estaremos juntos para siempre. Esta concepción romántica puede ser peligrosa, ya que impone a las personas la obligación de permanecer en relaciones que pueden ser tóxicas o abusivas. La idea de que el amor lo justifica todo puede llevar a tolerar comportamientos dañinos y a comprometer nuestra propia integridad en nombre del amor.
Se tiende a pensar que el amor, por sí mismo, acaba arreglando cualquier problema de pareja. Pero esto no es cierto. A pesar del amor “en bruto” que puedas sentir por una persona, ese amor hay que pulirlo, canalizarlo, analizar qué aspectos de la relación no funcionan o necesitan mejorar, si esa pareja te aporta o te perjudica. Siguiendo esta idea de que “el amor todo lo puede” podemos encadenarnos a relaciones que nos generan sufrimiento.
Una idea nefasta y cada día más obsoleta, pero que muchas personas hemos escuchado a lo largo de nuestra vida es la de que sin celos no existe amor. Sentir celos es un sentimiento natural, que las personas debemos aprender a gestionar. Pero los celos en pareja no tienen nada que ver con el amor, sino con las inseguridades de la persona celosa.
¿Cómo afectan los mitos del amor romántico a las mujeres?
Los mitos del amor romántico impactan de manera desproporcionada en las mujeres, quienes son socializadas desde temprana edad para sacrificar sus propias necesidades y aspiraciones en aras de cumplir con estas expectativas. La presión para encarnar el ideal de la pareja perfecta, dispuesta a renunciar a todo por su compañero, contribuye a perpetuar relaciones desiguales y a justificar situaciones de violencia y abuso. La idealización del amor romántico como algo supremo y absoluto conduce a una sumisión total, donde se aceptan situaciones o comportamientos no deseados en nombre del amor, sin considerar el impacto en la propia salud emocional y física.
Es imperativo desmitificar estas creencias y fomentar una visión más realista y saludable del amor. El amor no debe ser un acto de sacrificio ni una fuente de sufrimiento, sino un compromiso mutuo basado en el respeto, la igualdad y la autonomía de ambas partes. Reconocer que el amor tiene límites y que no justifica la violencia ni el abuso es esencial para construir relaciones sólidas y satisfactorias.
Alternativas para el amor romántico
Es crucial explorar y promover alternativas que nos permitan construir vínculos más saludables y satisfactorios. A medida que cuestionamos los mitos y las expectativas poco realistas asociadas con el amor romántico, surge la necesidad de identificar y fomentar otras formas de conexión humana que prioricen el respeto mutuo, la autonomía y el crecimiento personal. Aquí, examinamos algunas alternativas al amor romántico y cómo pueden enriquecer nuestras vidas:
- Amistades profundas y significativas: Podemos cultivar amistades profundas y auténticas que brinden apoyo emocional, compañerismo y camaradería. Las amistades íntimas pueden ser tan enriquecedoras como las relaciones de pareja, y a menudo ofrecen una base sólida para el crecimiento personal y la satisfacción emocional.
- Relaciones poliamorosas y no monógamas: Las relaciones poliamorosas y no monógamas ofrecen una alternativa que permite a las personas explorar múltiples conexiones emocionales y románticas de manera ética y consensuada. Estas relaciones se basan en la comunicación abierta, el respeto y la honestidad, y pueden proporcionar una mayor libertad para expresar y satisfacer diversas necesidades emocionales.
- Autodescubrimiento y crecimiento personal: En lugar de buscar la felicidad y la realización en relaciones externas, podemos enfocarnos en nuestro propio autodescubrimiento y crecimiento personal. Esto implica cultivar una relación amorosa y compasiva con uno mismo, explorar nuestros intereses y pasiones, y trabajar en nuestra autoestima y bienestar emocional de manera independiente.
- Comunidad y conexiones sociales: En lugar de centrarnos exclusivamente en relaciones individuales, podemos encontrar satisfacción y pertenencia en la comunidad y en conexiones sociales más amplias. Participar en actividades grupales, colaborar en proyectos comunitarios y construir redes de apoyo pueden ofrecer una sensación de conexión y pertenencia que va más allá de las relaciones románticas.
- Amor platónico y relaciones afectivas no románticas: Reconocer y valorar las relaciones afectivas que no se ajustan al modelo tradicional de amor romántico, como el amor platónico o las relaciones afectivas no románticas, puede ampliar nuestro entendimiento de la conexión humana y enriquecer nuestras experiencias emocionales.
Hay muchas formas de relacionarnos y conectar con los demás que van más allá del amor romántico. Al explorar y promover estas alternativas, podemos construir relaciones más saludables, auténticas y satisfactorias que nos permitan crecer y florecer como individuos y como comunidad.
Desmitificar el amor romántico es un paso fundamental hacia la construcción de relaciones saludables y equitativas. Debemos desafiar los estereotipos y normas de género que limitan nuestra libertad y bienestar emocional. Es hora de desaprender lo que nos han enseñado y abrir paso a nuevas formas de amar, más auténticas y enriquecedoras para todos.
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