Miles de personas desafían al Kremlin y despiden a Navalny

Liudmila Navalnaya, madre de Navalny, en un video publicado el jueves 22 de febrero, acusó a las autoridades de presionarla y amenazarla para que realizara un funeral secreto.

En un acto de valentía y desafío, miles de personas se congregaron este viernes en Moscú para dar el último adiós a Alexéi Navalny, el líder opositor ruso fallecido en circunstancias misteriosas hace dos semanas en una prisión del Ártico. La ceremonia fúnebre, marcada por un ambiente de solemnidad y protesta, se llevó a cabo en la Iglesia del Icono de la Madre de Dios en el distrito de Mariino, bajo estrictas medidas de seguridad.

El embajador español en Rusia, Marcos Gómez, estuvo presente en el evento, lo que subraya la importancia internacional del momento. El féretro de Navalny fue recibido con aplausos, flores y consignas como “Tú no tenías miedo y nosotros tampoco”, reflejo del espíritu combativo que Navalny inspiró en sus seguidores.

A pesar de las advertencias del gobierno de Vladimir Putin, que amenazó con castigos a quienes participaran en manifestaciones no autorizadas, los asistentes se movilizaron hacia el cementerio de Borísovo, donde Navalny fue sepultado. Durante el cortejo, se escucharon voces clamando por una “Rusia libre”, “Rusia sin Putin” y expresiones de solidaridad hacia Navalny, demostrando la profunda huella que dejó en la lucha por la justicia y la democracia en Rusia.

The Guardian reportó la detención de varios partidarios de Navalny cuando intentaban salir de sus hogares para asistir al funeral, evidenciando la represión continua contra el movimiento opositor. En respuesta a las multitudes que acudieron a despedir a Navalny, las autoridades implementaron un fuerte dispositivo de seguridad alrededor de la iglesia, incluyendo vallas, agentes antidisturbios, cámaras de vigilancia y bloqueadores de señales de internet y telefonía móvil, en un intento por evitar la difusión de las ceremonias.

Liudmila Navalnaya, madre de Navalny, en un video publicado el jueves 22 de febrero, acusó a las autoridades de presionarla y amenazarla para que realizara un funeral secreto. “Quieren que el funeral se haga en secreto, sin despedida. Quieren llevarme al borde de un cementerio, a una tumba fresca y decirme: aquí yace tu hijo. No estoy de acuerdo con esto”, declaró.

“Quiero que ustedes, que se preocupaban por Alexéi y para quienes su muerte fue una tragedia personal, tengan la oportunidad de despedirse de él”, añadió, dirigiéndose a los simpatizantes de su hijo.

La muerte de Navalny, días antes de un intercambio por un sicario checheno condenado en Alemania, y el posterior adiós en la iglesia, han marcado un momento de profundo significado para Rusia y el mundo, resaltando la determinación de aquellos que buscan la libertad y la justicia frente a la adversidad.

Este evento no solo rinde homenaje a la vida y lucha de Navalny sino que también pone de manifiesto la creciente tensión entre el gobierno ruso y los defensores de la democracia, en un contexto de represión y desafío a las libertades civiles. La presencia masiva y las voces de protesta durante el funeral son un testimonio del espíritu indomable de los partidarios de Navalny y de todos aquellos que se oponen al autoritarismo.