8M | Otro 8 de marzo: Por nuestras muertas, desaparecidas y presas

Para este 8 de marzo de 2024 ya han ocurrido 12 feminicidios en Cuba, ha aumentado el número de mujeres desaparecidas y las 73 presas políticas siguen siendo violentadas en prisión.

Hoy es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Me levanté temprano, aunque no voy a trabajar, he decido hacer mi propio paro. Mientras preparo el café que me evitará dolores de cabezas, repaso en mi mente lo que ha sido este día por mucho tiempo.

Es un día que todes en Cuba conocemos. Por años hemos regalado flores y postales reproduciendo estereotipos desligados a la equidad de género. La igualdad de derechos y oportunidades, el permiso de maternidad remunerado de un año, el acceso libre y seguro al aborto y otras reivindicaciones cuestionadas en todo el mundo se destacan en actos públicos y homenajes.

Me fumo un cigarro y reviso las redes sociales. Un montón de postales violetas con frases motivadoras invaden mi feed. Me harto de tanta sororidad, empoderamiento, flores y Vilma Espín. Me levanto y me visto con ropa cómoda: short, pullover, tenis y la riñonera que no me puede faltar. Ultimo detalles en mis pancartas y junto el dinero para comprar flores y velas para nuestras muertas. Llamo a par de amigas y precisamos nuestro lugar de encuentro. Refuerzo la cinta negra en mi mano izquierda y salgo a la calle. Hoy vamos a marchar.

Por nuestras muertas

Al día de hoy contamos con 12 feminicidios en Cuba según el subregistro de los observatorios independientes, lo cual hace un promedio de 1 feminicidio cada 5 días aproximadamente. En el año 2023 se contabilizaron 89 feminicidios. Desde 2019 hasta la fecha, la cifra de feminicidios en Cuba asciende a 219.

El 27 de febrero de este año, la activista y periodista Yennys Hernández Molina publicaba en su cuenta de Twitter:

En diciembre/2023, Yamila Peña Ojeda dio a conocer que, al cierre de octubre de ese año se reportaron 117 muertes violentas de mujeres, para una tasa de feminicios a 2.1 por cada 100 000 mujeres, meses antes de concluir el año.

Dejo los datos globales de 2022 para que comparen. pic.twitter.com/c3GdLJ9But

— Yennys Hernández (@Yeye_HdezMolina) February 27, 2024

Comparado con el informe de “Estimaciones mundiales de homicidios femeninos relacionados con la pareja o la familia en 2022”, los datos en Cuba se encuentran por encima de la media mundial y solo por debajo del continente africano.

La cronología y datos de feminicidios en Cuba durante 2023 realizada por Martí Verifica arroja que solo 6 de las 15 provincias en Cuba mantiene una tasa por debajo del 1.2 establecido en la media global. 

La carencia de información precisa y confiable acerca de la prevalencia de la violencia dirigida hacia las mujeres y otras identidades de género es una problemática que persiste en Cuba. Las discrepancias entre los datos reportados oficialmente y los recopilados por observatorios independientes subraya la necesidad de promover mayor transparencia y adoptar medidas concretas como muestra de voluntad política para abordar esta realidad.

La elaboración de políticas específicas destinadas a enfrentar este problema es necesariamente urgente. Al mismo tiempo, se requiere mejorar la implementación de los programas y estrategias ya establecidos. La violencia de género no puede ser subestimada ni pasada por alto. Cuba necesita una legislación integral que atienda todas las manifestaciones de violencia de género.

Por nuestras desaparecidas

En los últimos tiempos, han aumentado las denuncias de personas desaparecidas. Este asunto ha ganado atención debido al acceso de la población cubana a las redes sociales, así como a las denuncias realizadas por sus familiares en estas plataformas, algo que los medios independientes rara vez abordaban antes. A nivel nacional, ningún medio estatal informa sobre casos de desaparición, y los medios locales sólo lo hacen ocasionalmente.

Hoy, en Cuba existen varios casos de desapariciones que se mantienen abiertos. Uno de los más notables es el de Madeleysis Rosales Rodríguez, que desapareció a los 16 años a finales de mayo de 2021 en La Habana, y desde entonces sigue en paradero desconocido. La activista feminista Marta María Ramírez, inspirada en este caso, creó el hashtag #AlertaMayde en las redes sociales, acompañado de una lista detallada de información sobre la desaparecida, animando a familiares y conocidos a compartirla en línea para ayudar en la búsqueda. Además, Ramírez también lanzó el hashtag #AlertaYeniset, ya que varios casos de feminicidios se denuncian inicialmente como desapariciones.

Actualmente está abierto el caso de Lali Paola Moliner, una niña de tres años reportada como desaparecida desde el día 24 del pasado mes de febrero. Lali salió de casa con su madre, una joven de 24 años, que fue encontrada sin vida en la costa de Cojímar, La Habana, al día siguiente. Mientras tanto, en las redes sociales continúa la campaña para encontrar a la menor. “La familia está desesperada. Si alguien tiene alguna información o la ha visto, por favor, llame a 53549891”, pidió en su cuenta de Facebook Geyssel Ponce Govenco.

Por otra parte, en Mayarí, Holguín, una adolescente cubana llamada Rut Natalia Benítez Rodríguez, de 17 años, y su bebé de seis meses llevan desde el pasado 27 de febrero desaparecidos.

Karildi Caridad Marín, de 24 años de edad, salió el 14 de diciembre de 2023 a las 8 y media de la noche en dirección al municipio capitalino Cerro, desde entonces, se encuentra desaparecida. Su hermano Yoandri Marín no ha dejado de solicitar en redes sociales la colaboración de quienes puedan proporcionar cualquier tipo de información sobre su hermana.

Los relatos de los familiares de estas personas desaparecidas coinciden, en general, en señalar la falta de interés de la Policía, no sólo en tratar de resolver la desaparición, sino también en su trato hacia las familias.

Por nuestras presas

De acuerdo con información proporcionada por la plataforma Justicia 11J, después de los acontecimientos sociales ocurridos en Cuba en julio de 2021, aún se encuentran bajo detención 73 mujeres debido a su participación en actividades políticas independientes. Estas mujeres han sido objeto de arrestos injustificados, exilios forzados y medidas punitivas como consecuencia de su activismo.

El pasado 28 de febrero, Lisdiani Rodríguez Isaac, presa política del 11J, denunció la negación del pase de marzo para ver a su niña y la libertad condicional por protestar contra la privación de comida durante 12 horas (desde las cinco de la tarde hasta el día siguiente al amanecer) a su hermana Lisdani Rodríguez Isaac. Esta última se encuentra embarazada y ha denunciado desde prisión que ha sido presionada para abortar forzosamente, se le han negado alimentos y han incumplido con el acceso a consultas establecidas para gestantes.

La plataforma feminista YoSíTeCreo en Cuba alertó que “todas estas denuncias implicarían violaciones por parte de autoridades penitenciarias de regulaciones locales y tratados internacionales firmados y/o reconocidos por Cuba, como: el Código Penal (2022) para cualquier persona que obligue a otra a abortar, la Ley de la Salud Pública (1983), la Orden 7 (2016) Reglamento del Sistema Penitenciario, Reglas de Bangkok (2010), y las Reglas Mandela (1955)”.

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Comencé con un deseo, lo que narro sería mi rutina un 8M de cualquier año. Digo “sería” porque en Cuba no es posible, a pesar de que el artículo 56 de la Constitución aprobada en 2019 reconoce los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley.

Hace un año, exactamente, un grupo de feministas nos reunimos ante la estatua de Enrique Favez y leímos en alta voz el nombre de nuestras muertas junto a 16 demandas feministas. Ese mismo día, fuimos acosadas y vigiladas por la Seguridad del Estado cubano. Una semana después, mi represor habitual me comunicó que todas las participantes estábamos “reguladas”, término utilizado para referirse a la violación del derecho a la movilidad en Cuba. Nuestro acto de “rebeldía” ante la irresponsabilidad estatal frente a la violencia de género en Cuba pasó sin penas ni glorias.

Después de ese hecho, mi activismo feminista ha quedado relegado a escribir. Hoy, mi marcha la hago a través de mi laptop y mi celular. Parecerá cobarde, puede que sí. Sin embargo, no pierdo la esperanza de que algún día, —espero no muy lejano— la marea violeta que hoy abunda en redes sociales se materialice en cualquier avenida de esta Isla.