Raquel Forner: pintora y escultora argentina reconocida por su expresionismo y su compromiso social

La pintora y escultora que dejó una profunda huella en el arte latinoamericano.

La artista plástica Raquel Forner nace en Buenos Aires, Argentina, en 1902. Pintora, escultora y profesora de dibujo argentina. Forner estuvo vinculada en su juventud al Grupo de Florida, junto a escritores y pintores vanguardistas como Leopoldo Marechal, Juan del Prete y Victoria Ocampo. Con el estallido de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, su proyección artística se hizo más atenta a las contradicciones del mundo moderno. “Necesito que mi pintura sea un eco dramático del momento que vivo”, declaró entonces, a propósito de su serie España, en la que representó, con altísimo nivel expresivo, las duras experiencias de la mujer en la guerra.

Descontento y sufrimiento

Forner, en la Serie de España comienza con obras emblemáticas como Mujeres del Mundo (1938), El Drama (1942), y Retablo del dolor (1943), donde las mujeres tienen un notable protagonismo. En la primera obra, la visión dramática de la guerra se expresa a través de cinco figuras femeninas dispuestas en primer plano. Aparecen representadas con una paleta de colores tenues, y de valores grisáceos. Detrás de ellas, vemos un panorama devastador: hombres muertos, ruinas, niebla y mujeres enterrando a sus hijos. Raquel expone en su obra El Drama las terribles consecuencias de la violencia injustificada.

Con la mirada hacia el cielo

En la obra de Raquel se representan a mujeres, campesinas, madres sin descendencia que se lamentan entre el desconcierto y el sufrimiento. Su aflicción mantiene un tono interrogante, que se evidencia en la mirada hacia el cielo. Inquieren con asombro ese espectáculo desolador, pues lo que se despliega ante ellas resulta incomprensible. Han perdido no sólo los seres amados, sino también el espacio y el porvenir. En este sentido, parecería que esta pintura plantea una exhortación: alude genéricamente a las mujeres del mundo, y por tanto, a la vida. A partir de dicha obra, Forner comenzó a pintar la muerte injusta y cruel: “Pinto lo que siento, no busco eludir el tema, éste me aparece como un imperativo que no puedo ni trato de eludir. ¿Puede la realidad copiar lo imaginado o imaginamos lo que existe y desconocemos?”.

Una mujer comprometida con su tiempo

Forner, comprometida con su tiempo, no duda en dar un cuadro de la situación que le es contemporánea con su Autorretrato de 1941, hoy en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata. En estos ciclos, la figura de la mujer tiene un papel protagónico, como víctima a la que el conflicto deja sola y obliga a asegurar la continuidad de la vida.

Si bien su obra emplea muchos elementos de la tradición artística, estos han sido actualizados a través de los lenguajes modernos. Forner supo metabolizar esta tradición, inmersa en el clima de renovación efervescente de Buenos Aires en los años 20 y participando, a finales de la década, en el ambiente europeo junto a sus compañeros del Grupo de París, con quienes compartió experiencias, y también con notables creadores como Antonio Berni y el que será su marido, el escultor Alfredo Bigatti.

Su condición femenina dentro del arte moderno

Raquel integra, en igualdad con sus colegas, las huestes del arte moderno al convertirse en una de sus más destacadas representantes, al introducir la particular perspectiva de su condición femenina. Esta condición no fue un impedimento para llevar a cabo obras de gran envergadura con notable dominio técnico, ni para competir y ser galardonada en los salones nacionales, así como en el codiciado Premio Palanza, que le fuera otorgado en 1947.