Cuando el agresor se disfraza de protector: el MININT y la violencia de género en Cuba

Lejos de rendir cuentas o transparentar sus políticas, el Ministerio del Interior (MININT) recurre a gestos cosméticos que le permiten lavarse la cara ante la cooperación internacional sin asumir compromisos reales con las víctimas.

El Ministerio del Interior (MININT) publicó en su página de Facebook, el pasado 19 de junio, dos escuetos comunicados donde alude a un curso de capacitación con apoyo del gobierno francés y a una reunión interna sobre el Programa para el Adelanto de las Mujeres (PAM). Sin embargo, en un país sin refugios para víctimas, sin acceso a protocolos públicos efectivos y donde se criminaliza el monitoreo y la denuncia ciudadana, estos anuncios se pliegan al lavado de cara que precisa el régimen en materia de lucha contra la violencia de género.

Entre las informaciones compartidas, el MININT informó sobre la realización del curso “Lucha contra la violencia de género: la acogida de víctimas y recepción de denuncias”, celebrado del 16 al 20 de junio con apoyo del gobierno francés, en el Complejo de Investigaciones Tecnológicas Integradas de la Dirección de Tecnologías y Sistemas. Esta capacitación fue dirigida a agentes del Sistema MININT que reciben denuncias e investigan delitos relacionados con violencia de género.

Según la nota oficial, el curso tuvo por objetivo “actualizar el entrenamiento de los oficiales”, incorporar nuevas tendencias y fomentar el intercambio de buenas prácticas. La capacitación fue impartida por Elise Marie Legros, experta del Ministerio del Interior de Francia. La Coronel Daniset González Sánchez, jefa del Departamento de Información y Análisis de la Dirección General de la Policía Nacional Revolucionaria, asistió en representación del MININT.

En la nota se mencionan temas abordados como: “la laicidad en los servicios públicos; los factores que inciden en el silencio de las víctimas y obstáculos para la denuncia; los protocolos de actuación policial y medidas institucionales en casos de desaparición vinculados a violencia de género, incluyendo su evaluación, búsqueda y protección; y el perfil psicológico de los agresores”.

Mientras la nota institucional subraya que este curso “fortalece la cooperación técnica entre Cuba y Francia” y que su continuidad está prevista para 2026, no se ofrece información sobre indicadores de impacto, planes de rendición de cuentas, mecanismos de monitoreo y evaluación, ni acciones concretas para disminuir los niveles de impunidad en los casos de violencia de género.

El misterio de las políticas oficiales contra la violencia de género en Cuba

En paralelo, la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC) “rindió cuentas” sobre su implementación del Programa para el Adelanto de las Mujeres (PAM) ante un grupo de trabajo ministerial. La actividad, que tuvo lugar en el Laboratorio Central de Criminalística este 19 de junio, incluyó una “exposición de técnicas y medios criminalísticos, de experiencias en el proceso investigativo de casos complejos, presentación de libros especializados por uno de sus autores y una pormenorizada explicación de los avances del PAM en la DGIC”. 

La reunión, presidida por el General de Brigada Ramón Rodríguez Curbelo, jefe de la DGIC, y el Primer Coronel Martín Rodríguez Rodríguez, segundo jefe de la Dirección de Cuadros y Personal, abordó —según lo publicado— “las proyecciones de acciones comunicacionales necesarias para reflejar adecuadamente el quehacer de los diferentes órganos ministeriales y jefaturas provinciales en la implementación de este programa, así como en los resultados concretos del Instituto Superior del Minint Eliseo Reyes Capitán San Luis”. Sin embargo, no se ofrecieron materiales públicos ni evidencia verificable sobre el contenido de estas proyecciones, lo que impide evaluar el alcance real del compromiso institucional y reproduce la habitual opacidad en torno a estos espacios oficiales.

Lo que el régimen hace —o dice que hará— para prevenir la violencia de género sigue siendo, en la práctica, un secreto de Estado.

Lavado de cara con cooperación francesa: el MININT busca legitimidad sin transparencia

Muchas preguntas surgen alrededor de estas acciones, especialmente hacia los funcionarios franceses involucrados en la cooperación, al tratarse de representantes de un país democrático:

¿Abordan estas capacitaciones la violencia institucional y los abusos policiales ejercidos por los propios agentes del MININT?

¿Cómo se aplicarán, en la práctica, los contenidos aprendidos en un sistema policial altamente centralizado, vertical y opaco?

¿Se harán públicos los protocolos policiales para atender casos de desapariciones y feminicidios? ¿La ciudadanía podrá conocerlos o solicitarlos?

A pesar de la creciente crisis de violencia de género en Cuba —con más de 200 feminicidios verificados por organizaciones independientes desde 2019 y al menos un centenar de mujeres encarceladas por razones políticas—, el Ministerio del Interior (MININT) persiste en una estrategia de simulación institucional. Lejos de rendir cuentas o transparentar sus políticas, recurre a gestos cosméticos y controlados que le permiten lavarse la cara ante la cooperación internacional sin asumir compromisos reales con las víctimas. En lugar de garantizar protección y justicia, reproduce el mismo aparato que silencia, vigila y castiga a quienes denuncian.

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