Psicóloga por la Universidad de Oriente, Cuba. Máster en Intervención Comunitaria (CENESEX). Doctora en Ciencias Humanas (Universidad Federal de Santa Catarina). Investigadora de Post Doctorado vinculada a la Universidad de São Paulo, Brasil. Feminista, con experiencia en varias organizaciones y movimientos sociales.
Los feminismos latinoamericanos y caribeños colocan en el centro a las trayectorias de resistencia de los pueblos golpeados por la dominación colonial.
"La oda al amor romántico dentro de un espacio cisheterodisidente acaba censurando moralmente a quien rehúsa la monogamia como forma de relacionarse y las prácticas sexuales convencionales".
La interseccionalidad permite mapear las discriminaciones y privilegios a partir de los sistemas de dominación que las generan, tales como género, raza y clase".
Cuba carga con el legado colonial que impuso el sistema de normas, prácticas y cosmovisiones europeas, dentro de ellas el género y la heterosexualidad.
"Muchas veces la no identificación pública como LGBTQIA+ puede responder a una forma de resistir esa compulsión de confesionario a la que la norma del armario obliga a las personas LGBTQIA+".
Monique Wittig, uno de los símbolos de la teoría y el feminismo lésbico, cuestionó los estereotipos de género y la heteronormatividad.
"¿Por qué razón, en vez de glamourizar el exceso de altruismo asociado a la maternidad de mujeres cis, no se invierte tiempo en practicar modos diferentes de estar presentes y co-participando en el trabajo de cuidado de niñas/os?".
"La comunidad LGBT cubana ha sido crucial en el enfrentamiento a un orden público heteronormativo y la marcha del 11 de mayo del 2019 ilustra esa hipótesis".
"Debemos observar con recelo esa insistencia de feministas blancas de “salvar a mujeres pobres” de “los peligros” de la gestación subrogada".
Las políticas públicas deben confrontar a la norma, por lo que deben contemplar la multiplicidad de cuerpos que habitan el mundo.