Soy Eva, resurjo en el mar epopéyico del malecón habanero. ¡Qué jodida me tiene La Habana con tantas raíces de mierda!
"Soy como una geisha en La Habana y me gusta, quizás en un par de años estudie medicina, aunque sea por internet, tal vez después tenga un hijo para ver cómo es, no sé, el futuro nunca me ha importado, solo creo en el ahora... por cierto, me llamo Betsabé".
“Sigo riendo. Quiero parar. Me río. El Partido. Uno, dos, tres. El Partido. Canto una conga. Bailo”.
“Hola, me llamo Elizabeth y soy, digamos que la promotora de este circo”, dijo y La lagarta la miró sin quitarse las gafas de sol, “es que me gustaría que formaras parte del espectáculo”, Elizabeth no supo qué más decir porque el cristal plateado de las gafas no dejaba ver lo que pensaba la otra.
Ese día metí mi lengua hasta lo más profundo de tu garganta, queriendo encontrar el sabor de tu estómago, el de tu digestión.
"Él ya nunca sabrá si sus lágrimas fueron sinceras; pero fueron muchas. Recordará, eso sí, la expresión terriblemente desconsolada de los ojos"...
"Ella dijo si al menos tú yo tuviéramos algún recuerdo juntos, cosas nuestras. Entonces él se levantó de un brinco, vamos a hacer ese viaje, lo vamos a hacer".
"La distinción que Yusa hace sobre mí, me hace especial. Ella con su bajo eléctrico, a veces con la guitarra y cantando. Esa voz". Este cuento inédito de la escritora María Matienzo, toma como centro una relación de amor entre dos mujeres.
CUENTO. “En un abrir y cerrar de los párpados, soy una muchachita extranjera y obediente [...] que masca chicle...”