Fernando Bécquer o el simbolismo por encima de la severidad de una sanción
A través de los testimonios de algunas acompañantes y denunciantes, se reconstruye el juicio a Fernando Bécquer, condenado a cinco años de limitación de libertad por abusos lascivos.
Al momento de escribir este texto, como mismo con otros post de Facebook que he hecho sobre el tema relacionado con Fernando Bécquer, me queda ese sentir amargo de que, probablemente, estoy obligando a alguien a revivir un suceso traumático. Por ello, ante todo, quisiera pedir disculpas.
A diez meses de la publicación de los primeros 5 testimonios en contra del trovador cubano Fernando Bécquer, en la revista independiente El Estornudo y de que el caso entrara en las puertas de la Fiscalía General de la República; a siete de la publicación de otros 16 testimonios. No fue hasta martes y miércoles pasados que se efectuó el juicio.
A través de los testimonios de algunas acompañantes y denunciantes, a quienes no mencionaré para proteger sus identidades, me propuse hacer una suerte de reconstrucción del juicio efectuado durante esos dos días.
Lugar: Tribunal Municipal de Centro Habana.
Zanja entre Infanta y San Francisco.
Fecha: Martes 18 de octubre del 2022
Demandado el ciudadano Fernando Daniel Bécquer Cifuentes, por el delito de Abusos Lascivos, previsto en la Ley 62 (Código Penal vigente) en el Artículo 300.1 Sección Tercera, Capitulo XI: Delitos contra el normal Desarrollo de las Relaciones Sexuales. Representado por el abogado Francisco Javier Tapia Pacheco.
El juicio, programado para comenzar a las 9:00am, comenzó poco después de las 10:00 am, ante la tardanza de algunas de las denunciantes y el reclamo del letrado Francisco Tapia, representando al imputado Fernando Bécquer, de que se revisara la constitución del tribunal, puesto que estaba conformado solamente por mujeres y consideraba que, dado el caso, debía existir en el mismo representación masculina.
La jueza le pidió al abogado que explicara bajo qué efectos legales justificaba tal petición. Una petición claramente revictimizante. Tapia respondió que se podría incumplir el principio de imparcialidad que debe primar en estos procesos.
El juzgado estaba compuesto por un tribunal de 3 mujeres, 2 representantes de la fiscalía, los abogados de ambas partes y la secretaria que levantaba el acta. En la sala, además se personaron 6 de las 7 denunciantes previstas, una de ellas se encontraba en el exterior. Fiscalía presentó su estatus migratorio como justificante a su falta.
De las 6 denunciantes, solamente 3 tuvieron abogado y fue a quienes se les permitió estar presentes durante todo el litigio. Fernando se sentó en la primera banca a mano derecha frente al Tribunal. Ellas, a 2 bancas detrás de la de él. Según comentan las denunciantes, Tapia las miraba en reiteradas ocasiones. El resto de las víctimas y acompañantes tuvieron que permanecer fuera, a excepción de cuando les tocaba declarar, que les hacían pasar y automáticamente debían retirarse.
En un primer momento, el juzgado preguntó al acusado si iba a declarar, a lo que Bécquer alegó que sí. Su exposición de los hechos fue un escueto Soy inocente, a lo que la presidenta del tribunal le respondió que eso no era una declaración, que declarar era explicar lo sucedido con las víctimas.
Sus argumentos no distaron de lo que lleva diciendo hace meses respecto al tema: un ataque hacia él es un ataque al sistema, por ser un trovador revolucionario. Fiscalía le preguntó si conocía a las víctimas y respondió negativamente. Las otras preguntas estuvieron orientadas hacia el tema religioso. Tapia reclamó la pertinencia de las mismas y pidió que se ajustaran a los hechos. A lo que la Presidenta del Tribunal alegó que eran totalmente necesarias, debido a la naturaleza del delito.
Según Fernando Bécquer, utilizaba la religión para fines personales, salud o prosperidad. Al identificarla, utilizó el término afrocubana, cosa que llamó la atención a una de las denunciantes, puesto que quienes son practicantes por lo general establecen sus diferencias. De igual manera se le preguntó si realizaba esas consultas para alguien más y dijo que no. Por momentos divagaba, comenta una de las denunciantes, existían incongruencias en sus declaraciones; por ejemplo, conocía el centro de estudios de una de las víctimas pero alegó no conocer a la víctima personalmente.
Una vez finalizada la declaración se procedió a la lectura de las pruebas documentales por parte de la Fiscalía. Mientras la fiscal leía los dos tomos de documentos justificativos pidió la palabra exigiéndole a la Presidenta que el acusado se sentara correctamente. Hasta entonces, él estaba en pose relajada, piernas abiertas, con los dos brazos recostados al banco.
Aquellos dos tomos comprendían, entre otros comprobantes, evaluaciones psicológicas del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) de las denunciantes y las pruebas grafológicas tanto de ellas como del imputado explicando lo sucedido. De los resultados del peritaje, se puntualizó que Bécquer no poseía ningún tipo de condición, trastorno o padecimiento mental. Otra de las pruebas analizadas fue una carta firmada a puño y letra por el Presidente de la Asociación Yoruba de Cuba, declarando que Fernando Bécquer no formaba parte de dicha organización.
Primer receso del juicio contra Fernando Bécquer
Se procedió entonces a las consideraciones de la Fiscalía y los letrados sobre las pruebas presentadas hasta el momento. El abogado de Bécquer trató en todo momento de desestimar dichas pruebas, al punto de catalogar a los psicólogos del CENESEX como entusiastas, al no considerar a este centro como una institución estatal avalada, ni perteneciente al Ministerio de Salud para emitir ese tipo de documentos. Insistía que quedara en acta su desacuerdo, dice una de las denunciantes.
Posteriormente se realizaron los testimonios de las denunciantes. Durante las declaraciones estuvimos de espaldas a él todo el tiempo, comentaron.
Las preguntas del abogado de Bécquer a las víctimas se limitaron a la veracidad de los acontecimientos, la concordancia de las fechas, y otras formas revictimizantes de desacreditar los testimonios, como, por ejemplo, con el uso de la pregunta: “¿por qué denunciar ahora y no antes?”. Una de las denunciantes se percató de que a una de las mujeres que integraban el jurado se le aguaron los ojos al momento de una de las declaraciones.
En función de las respuestas que íbamos dando también hacían otras preguntas específicas. Como, por ejemplo, si nos conocíamos entre nosotras. A eso respondí que no, pues de no haber sido por el post de Elaine en Facebook, nunca me hubiera decidido. A algunas las conocí por primera vez el día de la preparación del juicio, con otras tenía incluso cercanía, pero jamás me imaginé que también serían denunciantes. Fue en cierta medida bueno, pero bastante chocante, comenta otra de las denunciantes.
Amigo de Fernando Bécquer declara en favor de las víctimas
Segundo receso
Se procedió a la presentación de los dos testigos. El músico Adrián Berazaín era uno de ellos. Berazaín fue testigo a favor nuestro, las preguntas hacia él iban enfocadas a los lugares que frecuentaba Bécquer, sobre las “predicciones” y qué versión tenía de los hechos, dicen las denunciantes. Cuando Berazaín estaba declarando, ocurrió uno de los cortes eléctricos programados para el Bloque 1 al que pertenece la zona donde se encuentra ubicada el Tribunal; el apagón se extendió hasta el final del juicio.
Para los resúmenes finales la jueza dispuso 15 minutos para cada una de las partes: demandantes, imputado y Fiscalía, quienes solicitaron la pena de 5 años de limitación de libertad, la máxima para los delitos de lascivia. Un total de 9 horas y media de juicio que terminaría poco después de las 7 de la tarde y cuya respuesta se sabría al día siguiente a las 9 de la mañana.
Un juicio a puertas cerradas
Lugar: Las afueras del Tribunal Municipal de Centro Habana.
Fecha: Martes 18 de octubre del 2022
Según comentan algunos de los acompañantes fue un juicio a puertas cerradas y había un gran operativo alrededor del lugar.
Paola Cabrera Rodríguez, una de las sobrevivientes, que se encontraba fuera de la instalación, acompañando a las denunciantes, alega que a las muchachas dentro no tenían permitido usar celular.
Entonces las veíamos en los recesos e iban contando cómo estaba la cosa. Fue una situación tensa, sobretodo porque estábamos prácticamente al lado de Bécquer. No sé si era porque nos estábamos acompañando, más todo el tiempo de espera para que llegara este momento, pero percibí a las denunciantes decididas, confiadas y tranquilas, agrega.
Otra de las presentes fue la también sobreviviente Claudia Expósito, quien comenta que fue a Bécquer a quien primero vieron cuando llegaron. Estaba parado fuera, sentado en la acera, con camisa blanca y sombrero. Estuvimos allí con Massy (Massiel Carrasquero, sobreviviente), mi amigo el músico Diego Cano, y Jorgito (Jorge Enrique Rodríguez, periodista)
Pese a lo agotador del día, sobrevivientes, denunciantes o no, se acompañaron desde dentro y fuera del país. De igual manera se mantuvieron informando sobre todo lo que sucedía en la sala de juicio.
Lugar: Tribunal Municipal de Centro Habana. Zanja entre Infanta y San Francisco.
Fecha: Miércoles 19 de octubre del 2022
Demandado el ciudadano Fernando Daniel Bécquer Cifuentes, por el delito de Abusos Lascivos, previsto en la Ley 62 (Código Penal vigente) en el Artículo 300.1 Sección Tercera, Capitulo XI: Delitos contra el normal Desarrollo de las Relaciones Sexuales. Representado por el abogado Francisco Javier Tapia Pacheco.
Fallo programado para las 9 am.
Previsto una vez más para las 9am, comenzó tarde por la tardanza tanto del imputado, como de su abogado.
Al entrar a la sala se leyó el acta de la sentencia. Fernando Daniel Bécquer Cifuentes fue encontrado CULPABLE del delito de abusos lascivos, a 5 años de limitación de libertad, sanción principal contemplada en el Artículo 28.1, del Capítulo II, Título VI, del Código Penal vigente.
Por lo emotivo del momento no escuchamos que se trataba de limitación, no de privación de libertad. A juzgar por cómo se desarrollaron las cosas probablemente Bécquer decida apelar, comentaron las denunciantes. Acorde al Artículo 584.2 del propio Código, en caso de que el imputado no muestre conformidad, se le comunica que puede establecer recurso de apelación dentro de los cinco días siguientes a la celebración del juicio.
Las denunciantes preguntaron a las representantes de la Fiscalía, qué pasaría en caso de que otras víctimas decidan realizar la denuncia de ahora en adelante, a lo que la jueza respondió que funcionarían como agravantes de la causa y pudieran hacer que la sentencia sea más severa; porque ya sería una persona con antecedentes penales.
Este día en el juzgado hubo un trato correcto, por momentos empático pero sin exceso de atenciones.
Cuando se abrió la puerta luego de la sentencia y vimos a las chicas salir llorando fue un momento tenso, porque no sabíamos lo que había pasado, comentó Adriana Normand, quien se encontraba fuera del Tribunal acompañando a las denunciantes. Aunque sea poca la sentencia, me sentó bien, porque por la impresión que dio al llegar al lugar, no se lo esperaba y salió llorando, añade.
El culpable de la Revolución, el silencio de las instituciones
Ciertamente, 5 años de limitación de libertad, es una condena impropia para quien violentó durante décadas a decenas de mujeres, algunas menores de edad, con penetración a una de ellas incluso, al menos que se sepa. Empatizar con alguien que nunca ha ofrecido una disculpa, ni mostrado señales de arrepentimiento, no es, siquiera, una opción.
Debería revisarse el sistema judicial cubano y no solo por lo benigna de la condena. En estos diez meses Bécquer seguía en la calle, accediendo a los mismos lugares, acosando a víctimas y acompañantes vía redes sociales. Sus cómplices también y todo bajo el silencio de esta institucionalidad disfuncional que en diciembre del 2021, aprobó una Estrategia Integral contra la violencia de género. ¿Todavía quedan dudas sobre la necesidad de llevar las políticas contra la violencia de género a rango de ley?
Deberían revisarse los medios oficiales, silenciosos hasta último minuto, quienes deberían ser los primeros en dar voz a esos cuerpos abusados.
Deberían revisarse las estructuras y procedimientos establecidos para representar y proteger a la mujer cubana, la transparencia, y el acompañamiento oportuno son necesarios a todos los niveles y procedimientos.
Deberían revisarse aquellos que cuestionaron la veracidad de los testimonios de las denunciantes, también a quienes las ofendieron y las revictimizaron. Debería darles vergüenza a todos los que lo apañaron y se convirtieron en cómplices.
Al resto nos toca ser realistas frente a estos 5 años de libertad limitada, que probablemente se convertirán en tres, dos, uno o ninguno por apelación y buen comportamiento. Nos queda por ver el “después” de esta sentencia.
Las únicas razones por las cuales una figura pública, que respalda al Estado cubano, fue condenada son, precisamente, las mismas que dio en su declaración: ¿Juicio mediático? Sí, y de no ser así probablemente hubiera quedado archivado. ¿Ataque contra el sistema? Sí, contra el patriarcal. ¿Revolucionario? Lo que hicieron ellas. Fue tanta su constancia y fuerza que a la justicia no le quedó de otra que creerles.
Gracias por permitirme acompañarles. El simbolismo de este juicio es más importante que la severidad de la sanción. Incluso más que el que logramos dimensionar en este instante. Ustedes acaban de abrir una puerta, de generar lazos inquebrantables en un contexto sin garantías y frente a un aparato inmenso, lo que lo hace aún más épico. Gracias.
Pido de manera tácita a Alas Tensas que publique una foto clara de su rostro. Él es el trovador Fernando Bécquer, el Bécquer de Cuba, Cifuentes Fercho, o quizás cualquier otro nombre desde cualquier otro perfil, en resumen: un violador.
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